sábado, 22 de marzo de 2008

EN LA LÍNEA DE FLOTACIÓN

Hace, aproximadamente, un año, nos preguntábamos si “tienen futuro los sindicatos”, y veíamos las dificultades con que se encuentran éstos, fruto de la nueva situación, creada a partir de la globalización económica que se viene produciendo en las últimas décadas. Y constatábamos que las dificultades son muchas. Pero hablábamos de dificultades en una lucha abierta entre el capital y los trabajadores, en la que éstos, dada su situación de desventaja, buscaban la fuerza en sus organizaciones para poder defenderse. Hablábamos de una lucha amparada por la Ley.

Recientemente, un tribunal europeo, en un contencioso planteado entre una empresa y sus trabajadores, con motivo del traslado de sus instalaciones a otro país, en que los costos laborales eran más baratos (lo que llamamos “deslocalización”), sentenciaba que dicha maniobra entraba perfectamente dentro de la más amplia libertad de empresa, amparada por la normativa comunitaria y claramente señalada con uno de sus principales objetivos. Los trabajadores, en estos casos, quedaban al amparo, exclusivamente, de sus únicas fuerzas, las cuales son siempre pocas para enfrentarse a un ataque de esas características. Pero, al menos, seguía reconociéndose su derecho a luchar, y su lucha, en principio, no era declarada ilegal.

Actualmente, y por parte del Servicio de Defensa del Gobierno Vasco, se ha iniciado un expediente sancionador contra los sindicatos LAB, ELA, CCOO y UGT, por haber acordado medidas de oposición a que las grandes superficies comerciales habrán sus establecimientos los domingos y festivos. Mediante un procedimiento administrativo, no penal, les han conminado, a los cuatro sindicatos, a que presenten todas las actas de sus reuniones internas y/o conjuntas, de los últimos cuatro años, marcándoles un estricto plazo para entregarlas. No han decretado el registro de sus sedes porque el procedimiento administrativo no lo contempla. La sanción que se derive del expediente puede ser millonaria para cada uno de los sindicatos. Para que nos hagamos una idea, por cada día que se pasen del plazo para la entrega de los documentos requeridos, pueden ser penalizados con 12.000€.. ¿Cuál podrá ser la sanción resultante?

Si veníamos hablando de falta de protección de los trabajadores, por parte de los estados y sus normativas, de que la lucha sindical tenía menos agarraderas a qué aferrarse, por lo menos, nadie nos decía que nuestra lucha no fuese legal. Lo del Gobierno Vasco es un paso adelante. Luchar por defender unas mejores condiciones laborales puede ser ilegal, si afecta a la competitividad de las empresas. ¿Qué lucha sindical no afecta a esa competitividad?

Durante mucho tiempo, los trabajadores apenas si podían defenderse, pues contaban con escasos medios y sus organizaciones eran declaradas ilegales. Aun así, muchos trabajadores se rebelaron contra la explotación que padecían y pagaron por ello.

En los tiempos modernos, con la proliferación de las democracias occidentales y la consolidación de los estados de derecho, fue abriéndose paso el Derecho del Trabajo. Era un derecho protector. Los estados no podían ignorar la desventaja de los trabajadores en su relación con los empresarios y veían la necesidad de que esa desigualdad se atemperase, protegiendo a los trabajadores de los abusos de poder de la patronal. La situación creada con la II Gran Guerra sirvió para que los derechos de los trabajadores se ampliasen y su protección fuese mayor, todo ello, en aras de una paz social necesaria para la reconstrucción de Europa.

De un tiempo a esta parte, sin embargo, ese carácter protector del Derecho del Trabajo, poco a poco, ha ido convirtiéndose en protección del empresario, bajo el pretexto de que lo importante es que las empresas no cierren, porque es la única forma de que haya empleo. Las autoridades laborales y los jueces hacen la vista gorda ante los incumplimientos de los empresarios, con la excusa de que lo importante es que sigan invirtiendo. Pero no nos negaban la posibilidad y el derecho de defendernos.

Si las pretensiones de sanción del Gobierno Vasco prosperan, se va a abrir un enorme boquete en la línea de flotación de los sindicatos, por la que va entrar un potente chorro de agua que echará a pique la esencia del sindicalismo, que planteará una verdadera contradicción con el tan cacareado régimen de libertades de los estados democráticos, pero que, sobre todo, supondrá un ataque frontal a las posibilidades de autodefensa de los trabajadores.

Es hora de despertar.

José María Gruber